Se levantó de un salto, porque advirtió de golpe que ella nunca había visto un conejo con chaleco, ni con reloj y ardiendo de curiosidad, casi chamuscada, se puso a correr tras el conejo por la pradera rosada de los ojos del conejo y llegó justo a tiempo del parpadeo para ver cómo se precipitaba con su pañuelo a modo de paracaídas, que era sólo una lágrima de conejo, en una madriguera sin fin que se abría al pie del cerro y entre medio de los conductos lagrimales. . . le pareció ver a Alicia comiendo un pastel.
- Cuando después pienso en ello, concluyo que, obviamente, me debí sorprender mucho, pero en aquel momento me pareció lo más natural del mundo; caer, caer y caer... durante kilómetros y kilómetros que es como pensar lo mismo siempre, ,,,si uno fuera una fracción de segundo solamente caería (LORENA)
Carrol del día:
Su significado en la superficie no existe
La lectura es
en el reverso del anverso.
Anverso del Carrol:
No hay nada más tonto que parecer inteligente.